Los extranjeros pagan entre 30.000 y 180.000 dólares por una operación de trasplante en China, donde los tiempos de espera son "sorprendentemente cortos"
MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
El ex parlamentario canadiense y ex secretario de Estado para la región Asia Pacifico, David Kilgour presentó hoy en Madrid un informe en el que se confirma que China está llevando a cabo extracciones de órganos a practicantes vivos del movimiento Falun Gong --culto religioso que combina ejercicios de respiración con la promoción de los valores Verdad, Tolerancia y Benevolencia-- que en muchas ocasiones les causan la muerte.
Kilgour recordó que China "es un régimen totalitario", y aunque que no tuvo la oportunidad de viajar al país asiático para investigar sobre las alegaciones, las evidencias recolectadas a través de llamadas telefónicas a hospitales chinos de transplantes, así como los testimonios recogidos en varios países, permiten afirmar la existencia de esta práctica.
En gran medida, estos órganos obtenidos sin permiso ni conocimiento del afectado, se destinan a extranjeros, puesto que en sus países de origen los tiempos de espera pueden superar el año, recordó. "Los tiempos de espera en China para un transplante son sorprendentemente cortos", manifestó el canadiense, que apuntó a que los extranjeros llegan a pagar entre 30.000 y 180.000 dólares por órgano.
Otro dato que podría corroborar que se están llevando a cabo las extracciones ilegales es el hecho de que hay muchos más transplantes en China que fuentes identificables de donación. "Lo último que dice el Gobierno chino es que proceden de presos ejecutados", dijo Kilgour. Sin embargo, el informe establece que sumando los casos de presos ejecutados y donantes particulares, las cifras ni se acercan al número real de transplantes que se llevan a cabo en China.
Entre 2000 y 2005 se realizaron unos 60.000 transplantes en China, mientras que el promedio de presos ejecutados al año en el mismo periodo fue de 1616. En el mismo periodo, el número de transplantes realizados con órganos de fuentes identificadas, es decir de donantes, ascendió a 18.500. Por tanto el informe destaca que aún queda por determinar de dónde proceden los órganos para otros 41.000 transplantes que se han llevado a cabo.
DOS AÑOS DE ESPERA EN CANADA Y UNA SEMANA EN CHINA
Mientras en 2003 el promedio apara someterse a este tipo de operación en Canadá era de 32 meses en China, algunos hospitales anuncian en su web que "el tiempo de espera para un hígado es de una semana", denuncia en informe.
Además, el informe establece que los detenidos de Falun Gong son "los únicos prisioneros" examinados médicamente a su llegada a los campos de reclusión, explicó Kilgour. Se les realizan análisis de sangre, requisito previo a un transplante para determinar la compatibilidad. Asimismo, el documento recogió testimonios de varios familiares de fallecidos de Falun Gong que alegaron haber recibido sus cuerpos sin órganos o mutilados.
En cuanto a la legislación china, Kilgour resaltó que hasta el verano pasado "no existía en China legislación que prohibiera el tráfico de órganos". El pasado 1 de julio fue presentada una legislación que "no ha sido implantada", afirmó.
En cuanto a los testimonios recogidos, Kilgour aludió al de una mujer, no practicante del culto religioso y esposa de un cirujano chino, que afirmó que su marido le contó cómo "removió las córneas de aproximadamente 2.000 practicantes de Falun Gong anestesiados en el noreste de China durante dos años antes de octubre de 2003". Asimismo, la mujer afirmó que ninguno de estos sobre vivió porque "otros médicos les realizaron otras extracciones de órganos", tras lo que sus cuerpos fueron quemados, según el informe.
Además, se transcriben conversaciones entre personas que llamaron a hospitales de transplantes chinos y centros de detención haciéndose pasar por solicitantes de un transplante. En varios de los hospitales reconocieron tener a disposición órganos de practicantes de Falun Gong.
Por todo ello, el informe concluye que el Gobierno chino y sus agencias "han asesinado a un gran y desconocido número de prisioneros de conciencia de Falun Gong", cuyos órganos vitales, "incluyendo corazones, riñones, hígados y córneas, aprovechadas para ser vendidos a altos precios", en ocasiones a extranjeros que deben esperar plazos largos en sus países de origen.
Pese a que el Gobierno chino ha negado todas las alegaciones recogidas en el documento, este recoge una serie de recomendaciones para poner fin a dicha práctica, entre las que se pide al Ejecutivo comunista que investigue estas acusaciones, así como a la ONU que investigo al propio Gobierno chino para determinar si está involucrado en esta práctica.
Además, se solicita a los Gobiernos extranjeros que eviten enviar a expertos en trasplantes a China, así como que no provean de material o tecnologías a los hospitales chinos de transplantes, y que desalienten a sus ciudadanos a acudir al país asiático para recibir un transplante de órgano.
Falun Gong es un movimiento religioso y pacífico prohibido por el Gobierno Chino en 1999. Mientras el Ejecutivo lo ha acusado de ser una "secta", el grupo y varias ONG alegan que se trata de una campaña de desacreditación emprendida por China para contribuir a su erradicación. En este sentido, el propio autor del informe, David Kilgour, que declaró no ser practicante del movimiento, afirmó que, en base a los estudios que existen sobre el movimiento, "no se puede decir que es una secta".