Falun Dafa –'la rueda de la vida'- fue fundado en 1991 por el maestro Li Hongzhi –un ex guardia de seguridad chino exiliado en Nueva York- bajo los principios de "verdad, benevolencia y tolerancia".
Durante su creación y hasta 1999, Falun Dafa contó con el beneplácito del Gobierno chino, lo que unido a su gratuitidad, provocó un aumento constante del número de adeptos.
De hecho, el 25 de abril de 1999 congregó a decenas de miles de personas en Pekín para pedir al Gobierno chino que se les reconociera legalmente, en lo que fue la segunda manifestación ilegal más importante de la ciudad después de la de Tiananmen en 1989.
Según los detractores del régimen, el ex presidente chino tuvo miedo cuando vio que entre 70 y 100 millones de chinos practicaban Falun Dafa, mientras que los afiliados al Partido Comunista apenas superaban los 50 millones. "Había un movimiento libre que él no controlaba, una amenaza para el régimen", aclara el abogado de Derechos Humanos Carlos Iglesias, quién confiesa que solucionó sus problemas de hernia discal gracias a esta práctica.
Tres meses después de la manifestación, el 22 de julio de 1999, Zemin prohibió el movimiento oficialmente alegando que Falun Dafa era una secta nociva para el Estado, la sociedad y sus practicantes, y dio tres órdenes muy claras: "difámenlos, arruínenlos económicamente y destrúyanlos físicamente".
Desde ese momento comenzaron las detenciones masivas en parques, domicilios, etc. Una persecución que dura más de siete años tanto dentro como fuera del país controlada por las embajadas -según sus practicantes-.
Roger Pascual, sociólogo del Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS) contradice a la Embajada china y está en la misma línea que las autoridades españolas, que no aprecia en los integrantes de Falun Gong ningún tipo de comportamiento ilícito.
Para Pascual, -y en la misma línea que Kilgour- Falun Gong no es una secta porque no busca "ni dinero ni poder", una tesis que coincide con la de las autoridades españolas, que no tienen constancia de comportamiento ilícito alguno por parte de sus integrantes.
No cuesta dinero y es apolítico; no hay manipulación ni engaño
Este especialista opina que en el caso de Falun Gong "nos encontramos en un caso exclusivamente de persecución" porque China sigue siendo "totalitario".
"Falung Gong no es una secta (...), muchos de sus miembros son gente preparada, no piden dinero, no viven aislados y no se ha demostrado que ningún miembro haga cosas ilegales”, asegura David Kilgour, ex secretario de Estado canadiense para la región Asia-Pacífico.
De hecho, de los más de 70 países que lo practican, sólo se considera peligroso o ilegal en China. Pero, ¿por qué?
Tras varios intentos de hablar con la Embajada china, por fin logramos una somera respuesta a esta pregunta.
Según un representante de la Embajada china, "Falung Gong es una secta, por lo que no merece la pena que se les dé publicidad", sectas que –siempre según la Embajada china- han provocado muchas muertes.
"Falung Gong no merecen que se les reconozca el status religioso, es una secta diabólica (...), sin ir más lejos, en España se dedican a captar adeptos en el madrileño parque de El Retiro", asegura la diplomacia china..
Una de las maneras que el Gobierno chino tiene de controlar a los practicantes de Falun Gong fuera de España es mediante la denegación de la renovación del pasaporte en las respectivas embajadas del país asiático.
"Les dicen que tienen que ir a China a renovarlo, con lo que consiguen dos cosas: por un lado, si van a China, son detenidos y metidos en un campo de trabajo, mientras que por otro, si no vuelven, les retienen en el país en el que estén y les mantienen controlados", relata Iglesias.
Este fue el problema con el que se encontraron Jiambao Xao y Jie Pan, dos chinos que viven en España que consiguieron, no sin esfuerzo, el asilo político en España.
Jiambao Xao, un cocinero de 36 años que vive en Madrid, fue el primer ciudadano chino residente en España que consiguió el asilo político de nuestro país el pasado mes de abril, una protección de también consiguió en verano la presidenta de la Asociación de Falun Dafa en España, Jie Pan.
Xao conoció Falun Gong en Alemania y por curiosidad comenzó a estudiar su historia y las persecuciones a sus compatriotas. Entonces decidió venir a España "para ayudar" a los practicantes que estaban aquí. Desde entonces, hace ya seis años, no puede pisar su país, donde su padre está gravemente enfermo.
El Gobierno chino vende una imagen de ayuda, de progresos, pero todo es mentira
A pesar de haberse sentido perseguido en Madrid y Barcelona, donde llegó a ser golpeado cuando trabajaba repartiendo el diario 'La Gran Época', y sabedor de que ahora es imposible viajar a China porque su vida "correría peligro", cada día que pasa Xao es más optimista: "Confío en poder visitar a familia no demasiado tarde".
"El Gobierno chino vende una imagen de ayuda, de progresos... pero todo es mentira. Es muy astuto y sabe cómo distorsionar la realidad. Tienen miedo al Falun Dafa y a que se conozca la verdad", afirma.
Según el abogado de Derechos Humanos, en nuestro país hay en estos momentos tres querellas:
"Se habla de más de dos millones permanecen encerradas en campos de trabajo, y ya hay aproximadamente 50.000 asesinados", concluye Iglesias.
David Kilgour, en un informe (Pdf) elaborado junto al abogado de Derechos Humanos David Matas presentado ayer en Madrid, asegura que "existe una sustracción masiva de órganos de prisioneros de Falun Gong vivos en China para venderlos en el extranjero".
"Los
máximos representantes españoles saben cual es la situación, incluídos
el presidente Zapatero, el ministro de Exteriores, la ministra de
Sanidad o la Organización Nacional de Transplantes de Órganos",
asegura Kilgour, quien se ha reunido personalmente con representantes
de Asuntos Exteriores españoles, quienes "han quedado muy impresionados
cuando les he explicado las conclusiones obtenidas en la
investigación".